Proteccionismo: una amarga lección que pone en el tablero mundial cruentas guerras comerciales y monetarias

 

Mario Lettieri y Paolo Raimondi en MSIA Informa

Si, finalmente los Estados Unidos, la primera potencia económica y militar del mundo, deciden imponer altas tarifas sobre las importaciones de acero y aluminio, se daría inicio a una guerra comercial real. Las recientes declaraciones de Donald Trump contra China y la Unión Europea (UE) son una prueba de esto.

 

Sin embargo, Washington no ignora que cuando semejantes políticas se introdujeron en el pasado, agravaron una crisis que ya estaba en marcha y exacerbaron las tensiones políticas internacionales.

 

Esto ocurrió después de la quiebra de Wall Street en 1929, y su resultado: la Gran Depresión. En 1930, el presidente Herbert Hoover y el Congreso estadounidense, dominado entonces por el Partido Republicano, aprovecharon la ley tarifaria “Smoot-Hawley” (bautizada con los apodos de los dos diputados que la presentaron) imponiendo entonces pesadas tarifas a una lista de más de 20 mil productos importados.

 

“AMÉRICA PRIMERO”

Era una especie de “América Primero”, la cual debería reactivar la producción, el consumo y el empleo, prohibiendo el paso a productos extranjeros. Fue una respuesta negativa al llamado general anteriormente hecho, en 1927, por la Liga de las Naciones, precursora de la ONU en el sentido de darle “fin a la política de tarifas y caminar en la dirección contraria”.

 

Hasta entonces, los EU tenían una balanza comercial positiva, con un excedente en las exportaciones. Las tarifas impuestas a los productos incluidos en la lista, cuyo promedio era de 40.1% en 1929, llegaron a la marca de 59.1% en 1932, un aumento del 19%.

 

Obviamente, se han hecho muchos estudios sobre semejantes políticas restrictivas. Sin embargo, ninguno contesta los efectos recesivos y depresivos provocados por las tarifas.

 

En el cuadrienio 1929-1933, las importaciones estadounidenses disminuyeron en 66% y las exportaciones, 61%. Las transacciones comerciales con Europa se colapsaron. El PIB de los EUA se desbarrancó, cayendo de 103 mil millones de dólares en 1929 hasta 76 mil millones de dólares, en 1931 y un poco más de 56 mil millones en 1933. El comercio mundial como un todo, se redujo en cerca del 33%.

 

En el mismo período, los índices de desempleo en los EU subieron de un 8% en 1930 hasta un 25% en 1933, tendencia que solamente se revirtió con la II Guerra Mundial y la gran movilización de producción bélica.

 

SE IGNORAN LECCIONES DEL PASADO

Por desgracia, hoy existe una tendencia a ignorar las lecciones del pasado. Las grandes empresas estadounidenses fueron las que iniciaron la llamada política de “outsourcing”, transfiriendo hacia el exterior la producción de componentes de productos manufacturados, en busca de una fuerza de trabajo a bajo costo.

 

Fue el Sistema de Reserva Federal que inundó al mundo, particularmente a las economías emergentes con liquidez y tasas de interés muy bajas. Fue la famosa “flexibilización cuantitativa” alentando las compras de productos extranjeros por empresas norteamericanas y, al mismo tiempo, sustentó el consumo doméstico. Al contrario, los países emergentes vieron aumentar sus deudas y se acentuó la desestabilización financiera.

 

La economía fue puesta de cabeza, generando grandes déficit en la balanza comercial estadounidense y en muchos otros países. En 2006, el déficit estadounidense fue de 762 mil millones de dólares; en 2017, todavía fue de 560 mil millones de dólares. Pero el déficit comercial en el sector de bienes reales es mayor, llegando a 810 mil millones.

 

En consecuencia, de la misma manera, el presupuesto federal experimentó también enormes déficit: más de 1.4 billones de dólares, en 2009; 1.3 billones en 2011 y 665 mil millones en 2017. Este año puede subir hasta más de 830 mil millones.

 

Semejantes políticas generaron una colosal deuda en el exterior, en particular con China, poseedora de cerca de un billón de dólares en títulos del Tesoro de los EU, evidentemente emitidos para cubrir los déficits presupuestarios.

 

ELEFANTE EN UNA TIENDA DE CRISTAL

Por desgracia, Washington se está moviendo al estilo de un elefante en una tienda de cristal.

 

Esto provoca tensiones con los socios comerciales, comenzando con China y la UE, y al mismo tiempo se sigue exponiendo a déficits y deudas, que el resto del mundo debe de garantizar de algún modo.

 

Existe un fuerte temor de que cualquier evento imprevisible, en el campo económico y financiero, pueda generar guerras comerciales y monetarias de consecuencias incalculables –y, por supuesto, no solamente en los EU.

Foto: argentinatoday.org

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